PARAFRASIS "El Hombre de Plata"

 Juancho y su perra Mariposa caminaban tres kilómetros hasta la escuela dos veces al día, sin importar el clima. Mariposa, así llamada por sus grandes orejas que asemejaban alas de mariposa y su costumbre de oler las flores, era fiel compañera de Juancho. Esperaba pacientemente en la puerta de la escuela y lo buscaba al final de las clases. En un día oscuro de invierno, mientras regresaban a casa, se encontraron con un extraño objeto metálico suspendido en el aire. Temeroso, Juancho siguió a Mariposa hasta la encina donde vieron a un Hombre de Plata que los invitó a su nave. A pesar del miedo inicial, Juancho aceptó y, junto con Mariposa, entraron en la nave. Allí, el Hombre de Plata le dijo que quería llevarse una imagen de él a su planeta, pero que no podía llevarlo consigo. Juancho accedió y cayó dormido. Al despertar, estaba de vuelta bajo la encina, con Mariposa a su lado, mientras la nave y el Hombre de Plata habían desaparecido.